// Instalación, dibujos, y video de Liv Schulman.
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lIV:
Fotocopias,
una alfombra , un cubo de texto, una serie de TV, un palo de hockey y un poster.
Buenas ideas que no tienen el desarrollo específico para ser perfectas, ni grandiosas, ni puras, ni nada de lo que nos tiene acostumbrados el minimalismo. Tanto ellas pueden provenir de su proyección en el arte como de la familiar simpleza de las formas regulares, de los cubos que nos ofrecen su sofisticación y comodidad. Los muebles de la casa, la tv, los libros, la cocina, las escaleras, las puertas, la heladera, ni quisiera referirme a los camiones, a las piletas. Los monolitos que se acomodan y se apilan con tanta naturalidad que desaparecería una buena porción del mundo sin ellos.
Buenas ideas que no tienen el desarrollo específico para ser perfectas, ni grandiosas, ni puras, ni nada de lo que nos tiene acostumbrados el minimalismo. Tanto ellas pueden provenir de su proyección en el arte como de la familiar simpleza de las formas regulares, de los cubos que nos ofrecen su sofisticación y comodidad. Los muebles de la casa, la tv, los libros, la cocina, las escaleras, las puertas, la heladera, ni quisiera referirme a los camiones, a las piletas. Los monolitos que se acomodan y se apilan con tanta naturalidad que desaparecería una buena porción del mundo sin ellos.
“El minimalismo siempre fue barroco” dice su detective en un capítulo de la serie Control.
Barroco quizás en la simultaneidad de sentido, en los tesoros que subyacen bajo su apariencia neutra, Y barroco también en su eficacia como afirmación y potencialidad frente al carácter predecible y normativo que pretende.
Como hablar de regularidad, de control, si el control es uno mismo?
La política, la moral, la ley nos enseñan a controlar, a controlarnos. El autocontrol es nuestra forma de dominación particular, de autoengaño. La comprensión de las lógicas del control social en definitiva, nuestra capacidad de aprender nos instruye, degenera el deseo, trastoca la unidad psíquica del yo para incluir al otro.
Barroco quizás en la simultaneidad de sentido, en los tesoros que subyacen bajo su apariencia neutra, Y barroco también en su eficacia como afirmación y potencialidad frente al carácter predecible y normativo que pretende.
Como hablar de regularidad, de control, si el control es uno mismo?
La política, la moral, la ley nos enseñan a controlar, a controlarnos. El autocontrol es nuestra forma de dominación particular, de autoengaño. La comprensión de las lógicas del control social en definitiva, nuestra capacidad de aprender nos instruye, degenera el deseo, trastoca la unidad psíquica del yo para incluir al otro.
El trabajo de Liv Schulman parece carecer de ese aprendizaje, como un animal, como un bebé que se comporta según sus instintos, y sin embargo no es así, en estas obras se adivina una personalidad completa y compleja, llena de inflexiones, de cuestionamientos y de certezas.
Hay mucha conciencia, mucha decisión, muchas elecciones tomadas en cada pieza. Su deseo se erige altivo y atractivo en las formas eróticas y orgánicas de estos monumentos efímeros. De papel, de tela, su materialidad a veces precaria o genial se yergue sobre la duda y la normalidad como un nuevo rastro de inocencia, de naturaleza en estado puro.
Hay mucha conciencia, mucha decisión, muchas elecciones tomadas en cada pieza. Su deseo se erige altivo y atractivo en las formas eróticas y orgánicas de estos monumentos efímeros. De papel, de tela, su materialidad a veces precaria o genial se yergue sobre la duda y la normalidad como un nuevo rastro de inocencia, de naturaleza en estado puro.
Ariel Cusnir
Los Límites del Control / Liv Schulman
24 . 12 . 2012 / Perfecta Galería . Bahia Blanca
Los Límites del Control / Liv Schulman
24 . 12 . 2012 / Perfecta Galería . Bahia Blanca
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